Ayuntamiento de Vadocondes

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escudo de Vadocondes

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Historia

HISTORIA

Para situar Vadocondes en el contexto histórico, nos remontamos a la Edad de los Metales, en la Prehistoria, ya que diversos yacimientos ubicados en la zona nos permiten constatar la ocupación de este territorio durante períodos como la Edad del Cobre y la Edad del Bronce. En este sentido, son numerosos los fragmentos de cerámica con motivos decorativos que se han encontrado en nuestros parajes, destacando un fragmento de molino manual en forma de barco.

Asimismo la influencia romana también dejó muchos vestigios y restos en nuestra localidad, como el yacimiento de “Santa Ana” localizado junto a la calle de los Mesones, en la margen izquierda del Duero, y en las inmediaciones del arroyo de la Rebolleda, en el que se han localizado diversos fragmentos de la típica cerámica romana de color rojo conocida como Terra Sigillata Hispánica. En este punto se sitúa el denominado Puente Seco, dónde se erigió en el siglo XVIII una ermita (hoy en día desaparecida) bajo la advocación de Santa Ana.

Sin embargo, la primera referencia documental sobre Vadocondes aparece en el año 1.136, en una concordia episcopal en la que se establecen los límites entre los obispados de Burgos y Osma. A lo largo del medievo, el “lugar” de Vadocondes fue moneda de cambio habitual para lo poderosos del momento. Así, en 1.221 el rey Fernando III donó al monasterio gomellano numerosas heredades en diversos núcleos, incluyendo nuestra localidad. Este documento precisa que se incluían sus entradas, salidas y derechos, con montes pastos y ríos, con molinos y presas, así como torre y castillo, elementos éstos de los que no tenemos vestigios materiales en la actualidad.

En esta época se sucedieron numerosos episodios bélicos, siendo uno de los más famosos el cerco de Almazán en el año 1.300. En esta campaña, Fernando IV contó con el apoyo incondicional de nuestra localidad; el rey, agradeció este gesto al pueblo con una carta de privilegio, fechada en 1.316, que otorgaba al Concejo de Vadocondes el control sobre su destino. Sin embargo, aunque la carta de privilegio de Fernando IV fue confirmada por los monarcas posteriores, pronto dejaron de tener validez algunos de sus extremos, teniendo que luchar nuestros vecinos en muchas ocasiones por defenderlos.

A finales del siglo XV, Vadocondes comienza a ser citada en algunas noticias de la época como villa. No es posible determinar con exactitud cuando se produjo este cambio de condición jurídica (de “lugar” a “villa”), pero sí parece claro que a finales de este siglo el núcleo había adquirido cierto grado de desarrollo. Prueba de ello es la construcción del puente sobre el Duero (Puente de Agua) en las últimas décadas del siglo XV.

Desde 1.500 hasta mediados de 1.700, Vadocondes experimenta un permanente proceso de transformación en el que se definen muchas de nuestras actuales señas de identidad. En esta época se construyen las murallas y las puertas de acceso (Puerta Nueva y Puerta de Burgos) que configuran el aspecto actual de nuestra localidad y la plaza principal, renueva su fisonomía quedando presidida por un magnífico rollo jurisdiccional, que simboliza la nueva condición de Villa del núcleo. Asimismo, a mediados del siglo XVI se construye un mesón, frente a la puerta sur de la muralla, para satisfacer las necesidades de los numerosos viajeros y arrieros que pasaban por nuestra localidad y en el último tercio de esta centuria, se erige la torre parroquial, colocándose en ella el reloj de sol en 1.608 por parte del maestro vallisoletano Bartolomé Carense.

A partir de 1.700, la dinastía de los Borbones impone nuevas exigencias a estas tierras. Durante las guerras borbónicas, el Concejo de Vadocondes carga con el peso de la manutención de la soldadesca que transitaba por la villa y con el cuidado de los soldados enfermos tanto españoles como extranjeros (ingleses y holandeses). Así, las primeras referencias relativas a la obligación de Vadocondes de contribuir a la manutención de las tropas francesas acuarteladas en Aranda datan de 1.808. Esta contienda no dio tregua a nuestra población que sufrió el saqueo de las tropas napoleónicas en más de una ocasión, y el 18 de noviembre de 1.808 su paso se saldó con el saqueo del templo parroquial.

Desde la llegada al trono de Alfonso XII (1.874) hasta la llegada de la Democracia, Vadocondes sufrió numerosos cambios cómo la llegada del ferrocarril con sus estructuras de hierro, el alumbrado eléctrico, el saneamiento, el agua potable o el muro de contención del Duero que liberó definitivamente a nuestra localidad de los efectos de las crecidas. En este sentido, las empresas más novedosas las encarnó en nuestra villa su párroco, Prudencio Ortego, que supo encontrar el camino del crecimiento económico de Vadocondes a través del Duero, poniendo en marcha en nuestra localidad el primer canal de riego que fue conocido como Canal del Cura y participando en la puesta en marcha de otros dos canales: el Canal de Guma (o de la Reina Victoria) y el Canal de Aranda.

El resultado de la evolución histórica de nuestra localidad ha configurado un núcleo declarado como bien de interés cultural con categoría de Conjunto Histórico por acuerdo 64/2008, de 10 de julio, por la Junta de Castilla y León y desde entonces, se han puesto en marcha diversas iniciativas para mejorar el casco urbano y restaurar alguno de sus elementos más emblemáticos.

LA VILLA DE VADOCONDES BIEN DE INTERÉS CULTURAL. María José Zaparaín Yáñez.

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